(Artículo original en inglés, autotraducido con Microsoft Translator en otros idiomas)
La dieta tiene una amplia gama de efectos en la salud de un individuo: afecta el peso de una persona y puede alterar el riesgo de enfermedades cardíacas, problemas óseos y otros problemas de salud. Hay una serie de dietas especiales diferentes que se dice que son beneficiosas para las personas con EM, incluida la dieta Paleo, la dieta Keto, la dieta Swank, la dieta Overcoming MS, la dieta Best Bet y la dieta McDougall. A pesar de esto, todavía no está claro si una estrategia dietética es la mejor para las personas con EM. La dieta mediterránea puede ejercer una influencia protectora en cuanto al riesgo de desarrollar posteriormente EM en comparación con la dieta de estilo occidental. [i] También se ha relacionado con una discapacidad menos objetiva en la EM. Una revisión sistemática reciente informó sobre los posibles efectos beneficiosos de las dietas similares a las mediterráneas para las personas con EM, pero destacó que se necesitan estudios de intervención multicéntricos a gran escala.
En general, se recomienda que las personas con EM coman una dieta variada y bien equilibrada en línea con lo que normalmente se recomienda en la población general: muchos alimentos derivados de plantas como frutas, verduras y cereales integrales, y menos alimentos procesados o con alto contenido de azúcares y grasas refinadas. [iv] Llevar una dieta equilibrada que cubra todas las necesidades nutricionales puede ayudar a las personas con EM a manejar y controlar mejor su EM. Específicamente, una buena dieta puede ayudar en:
Ser menos activo y llevar una dieta poco saludable puede provocar aumento de peso y obesidad. La obesidad o el sobrepeso están relacionados con una peor gravedad de algunos síntomas de la EM, como la fatiga y el dolor. Los cambios en la dieta que ayudan a los pacientes a perder peso pueden aliviar este tipo de síntomas.
Algunos nutrientes específicos de particular relevancia para la EM incluyen:
Todavía no está claro si el consumo de productos lácteos afecta el curso de la EM. Algunos estudios han encontrado que las personas con EM que consumen más lácteos tienden a tener una enfermedad más grave, pero otros estudios han informado exactamente la tendencia opuesta, con un mayor consumo de lácteos relacionado con una EM menos grave.5, Los productos lácteos enteros a menudo tienen un alto contenido de grasas saturadas, pero los lácteos también pueden ser una buena fuente de proteínas, calcio y vitamina D.
Algunas investigaciones han sugerido un vínculo entre una mayor ingesta de sal (sodio) y una EM más grave, pero otros estudios no han demostrado ninguna conexión entre el consumo de sal y la gravedad de la EM. Una dieta alta en sal puede aumentar el riesgo de otros problemas de salud (por ejemplo, presión arterial alta), por lo que generalmente se recomienda moderar la sal en la dieta.
Varios estudios han explorado si la ingesta de gluten puede influir en la EM, pero no hay suficiente evidencia para sacar conclusiones de una forma u otra. La evidencia disponible sugiere que la tasa de intolerancia al gluten, conocida como enfermedad celíaca, no es más alta entre las personas con EM que en la población general.
En resumen, la investigación epidemiológica, un pequeño número de estudios prospectivos y ensayos clínicos limitados sugieren la importancia de varios factores dietéticos en la EM. Los estudios clínicos y experimentales proporcionan evidencia indirecta de que una dieta equilibrada en combinación con un estilo de vida saludable en general está relacionada con una mejora en varios parámetros clínicos, así como en las mediciones de la calidad de vida de los pacientes con EM.