(Artículo original en inglés, autotraducido con Microsoft Translator en otros idiomas)
El habla en las personas con EM a menudo puede verse afectado, lo que resulta en una disminución de las habilidades de comunicación y la calidad de vida. Los problemas del habla pueden ocurrir en cualquier etapa de la EM. Para la mayoría de las personas, son relativamente leves y manejables. Algunas de las dificultades del habla a las que se pueden enfrentar las personas con EM incluyen:
La disartria (cuando una persona tiene dificultad para hablar debido a debilidad o deterioro de la coordinación en los músculos involucrados en el habla) es el déficit de comunicación expresiva más común que se presenta en personas con EM, con una prevalencia de alrededor del 45%. La disfonía (un deterioro de la producción de la voz) ocurre cuando la EM afecta las áreas del cerebro que controlan la laringe. Puede afectar la capacidad de una persona para controlar el volumen y el tono. También puede hacer que la voz de una persona suene ronca. Las dificultades de fonación que pueden afectar a las personas incluyen déficits vocales, dificultad para respirar y anomalías de volumen. La velocidad lenta del habla y las pausas largas/prolongadas también se observan y describen comúnmente en las personas con EM.3 Las personas con EM más avanzada pueden encontrar que el ritmo y la entonación de su habla se interrumpen, lo que hace que suenen "robóticas". Esto a veces se conoce como escaneo del habla.
El tratamiento de los trastornos del habla en la EM a menudo implica un terapeuta del habla y el lenguaje o un fisioterapeuta que desarrollará un plan individual de ejercicios de terapia del habla para ayudar con el habla, el lenguaje y la comunicación cognitiva. El entrenamiento de los músculos respiratorios también puede ayudar a fortalecer los músculos respiratorios y mejorar la capacidad de volumen pulmonar.